La verdadera historia del “Che” Guevara
“La vida del Che se resume en la estética de un fracaso. No tenía una noción de la realidad. A los campesinos bolivianos les propuso enseñarles francés gratis si se unían a la revolución. Luego confesaría que ‘los bolivianos se burlaban de mí’. Era hombre de un gran resentimiento; de una tara psicológica importante”. Nicolás Márquez.
Ernesto Guevara de la Serna, el Che, desde muy joven predicó y practicó el odio como factor de lucha y acarreó siempre una extraña propensión al suicidio. En sus escritos y alocuciones se advierte un notable desprecio por los negros, los indios, los bolivianos, los homosexuales (a quienes confinó en campos de trabajo forzado), los cubanos, sus esposas (se casó dos veces) y hasta por los guerrilleros de su propia tropa, a quienes no vacilaba en fusilar ante la menor desavenencia (los muertos en su haber se cuentan por centenas). Irónicamente, la propaganda actual le adjudica al Che un espíritu pacifista y humanista que núnca tuvo.
La confusión en cuanto a la naturaleza del personaje es tal, que este suele ser tomado ya no como modelo de lucha sino de hombre: “Seremos como el Che” suelen rezar sus feligreses, no sin agregar la conocida frese “Hasta la victoria siempre”, edilgándole a Guevara una impronta triunfalista. Sin embargo, el Che de victorias conoció muy poco. Fracasó como médico siendo que jamás ejerció; naufragó como padre de familia; como presidente del Banco Nacional de Cuba huyó de su cargo dejando un caos financiero; como Ministro de Industria acabó expulsado por el propio Fidel Castro; como ideólogo marxista no fue mas
que un repetidor de conceptos básicos y como guerrillero intentó llevar adelante frustrados golpes de Estado en países del África y Latinoamérica en expediciones delirantes que acabaron prematuramente con su vida en la selva boliviana. Su verdadero legado (más allá de su comercializable rostro aplicado como logotipo capitalista) no es más que haber contribuido a instalar en Cuba el más prolongado y brutal totalitarismo de la historia latinoamericana y el haber sido un catastrófico ejemplo seguido por las guerrillas de la década del 70. Sus acólitos hoy lo veneran alegando que “murió por un ideal”, cuando lo trascendente en Guevara no es que cómo murió, sino como vivió, a lo que vale agregar que no murió “en defensa de la libertad” sino atentando contra ella.
El Che vive porque está muerto y lo que lo hace destacar en nuestra época es que no pertenece a ella. Su trayectoria estuvo signada por la violencia al servicio de supersticiones ideológicas solo existentes en su ocurrente imaginación y el saldo de su obra es una estética de la frustración. Le verdadera biografía del Che Guevara no es otra que “la historia de un fracaso”.
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EL PERFECTO FRACASO
TOMADO DE DAVID REY, PERIODISMO PARA PERIODISTAS