Pastrana destapa los secretos del proceso 8.000
Puede ser solo una coincidencia, pero en plenos albores de la campaña política, el expresidente Andrés Pastrana reapareció con el único propósito de revolver un poco el avispero. Dice que no quiere opinar de la actual campaña, pero quiere que el país conozca la que considera “la verdad” sobre algunos de los actuales protagonistas de la política nacional.
Pastrana presentó en la noche del jueves su libro Memorias olvidadas, escrito por el periodista Gonzalo Guillén, a quien se atrevió a revelar detalles desconocidos de su secuestro a manos de Pablo Escobar, del proceso 8.000 y de las negociaciones de paz que su gobierno adelantó con las FARC en la zona de despeje del Caguán entre 1998 y el 2001.
Sus revelaciones causaron sorpresa. Sobre todo las relacionadas con el llamado proceso 8.000, referente a la infiltración de dineros del cartel de Cali a la campaña de Ernesto Samper en 1994.
Sin embargo, sus secretos no estaban dirigidos a atormentar aún más a Samper o al exministro Horacio Serpa, quien anda en campaña política para el Congreso. Pastrana dirigió sus acusaciones contra el expresidente César Gaviria, a quien calificó como el 'eslabón perdido', o la pieza que le faltaba al rompecabezas del proceso 8.000.
Pastrana, por primera vez, rompió una regla de oro del periodismo, profesión que ejerció en los años 80 en el Noticiero TV Hoy, que es guardar la fuente, y se atrevió a revelar la forma como llegaron a su poder los narco-casetes en los que se registraba la conversación entre los jefes del cartel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, y el periodista Alberto Giraldo. Allí acordaron los aportes de cerca de 5.000 millones de pesos a la campaña presidencial de Samper.
Dichos casetes le fueron entregados de manos del coronel de la Policía Carlos Barragán, quien trabajaba en el departamento de inteligencia de esa institución y adelantaba seguimientos a los jefes del cartel de Cali. Sin embargo, Pastrana asegura que él no fue el primero en conocerlos, sino que antes de que llegaran a su poder, asegura, el entonces presidente César Gaviria ya conocía el contenido de las grabaciones.
Cuando Pastrana recibió en la sede de su campaña la información del coronel Barragán, su padre, el expresidente Misael Pastrana Borrero, le sugirió que antes de difundirlos los pusiera en conocimiento del primer mandatario del país, en ese entonces el presidente César Gaviria. Se reunió en la Casa de Nariño con el mandatario, quien estaba acompañado por su ministro de Defensa, Rafael Pardo.
Pidió una grabadora para reproducir el material y Pastrana, quien se hizo acompañar de Luis Alberto Moreno, aún recuerda la cara de sorpresa de Gaviria y Pardo. Pero el expresidente conservador asegura que la expresión del presidente y de su ministro no fue motivada por el contenido de la grabación, sino por que tuviera en su poder esas grabaciones. “Creo que Gaviria conocía los narco-casetes mucho antes que llegaran a mi poder. Desde la muerte de Pablo Escobar el Gobierno enfocó sus esfuerzos en perseguir al cartel de Cali. Gaviria sí sabía de la infiltración de dineros del narcotráfico a la campaña de Samper”.
Esa misma noche, después de aquella reunión, Rafael Pardo lo invitó a su casa, y allí, según el relato de Pastrana, le propuso un pacto de silencio al cual se negó. El entonces ministro de Defensa le dijo que lo pondría en conocimiento de la Fiscalía.
Pero Pastrana asegura que el presidente Gaviria comprobó que las voces que aparecían en las grabaciones, en efecto, correspondían a las del periodista Giraldo y a la de los jefes del Cartel de Cali. Pero que en lugar de decírselo al país, le entregó las grabaciones a Ernesto Samper. “Gaviria sí sabía que esas grabaciones eran ciertas y nunca me lo dijo (…) Yo creo que era la defensa del poder del Partido Liberal”.
Pastrana también reveló detalles de su secuestro y la forma como se encontró cara a cara con su secuestrador, Pablo Escobar, en cautiverio. Pero quizás el detalle que más revuelo causó fue que Pastrana, citando a uno de los sicarios de Escobar, Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye, afirmó que el dirigente liberal Alberto Santofimio le sugirió a Escobar matarlo.
Pastrana relató que Santofimio fue hasta la finca El Bizcocho a preguntar quién había sido el héroe que había secuestrado al “h.p.” de Andrés Pastrana. Pablo Escobar le dijo que 'Popeye' y luego el dirigente liberal le sugirió que el paso a seguir era asesinarlo. “Ese va a ser presidente de Colombia y va ser un problema para los extraditables”. Según Pastrana, Pablo Escobar dijo que Pastrana le servía más vivo que muerto.
En otras revelaciones, Pastrana habló sobre el proceso de paz en el Caguán y aseguró que un grupo de colombianos en el que estaban el actual presidente, Juan Manuel Santos, Álvaro Leyva y gente de izquierda, fue el que le presentó la idea de desmilitarizar los cinco municipios de la zona de distensión y que venía trabajándolo con el PNUD.
Pastrana hizo sus revelaciones casi 20 años después de sucedidos estos episodios. Dice que su propósito no es que se abran investigaciones al respecto, sino que las nuevas generaciones conozcan la que él considera la verdad de muchos de los capítulos de su vida. “Son episodios personales de mi historia. Muchos de los protagonistas están activos en la política, inclusive son los grandes jefes del Partido Liberal hoy en día. Ellos durante casi 20 años han contado su historia y yo creo que era el momento de contar el otro lado de la historia para que la gente joven conozca las dos caras de la moneda”.
Este es el hombre que entregó los narcocasetes a Pastrana
El jueves pasado se desató una tormenta por cuenta del lanzamiento del libro Memorias olvidadas, del expresidente Andrés Pastrana, quien reveló detalles desconocidos de su secuestro a manos de Pablo Escobar, del proceso 8.000 y de las negociaciones de paz que su gobierno adelantó con las FARC en la zona de despeje del Caguán entre 1998 y el 2002.
Allí contó la forma como llegaron a su poder los conocidos narcocasetes en los que se registraba la conversación entre los jefes del cartel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, y el periodista Alberto Giraldo, en la que acordaron el ingreso de miles de millones de pesos a la campaña presidencial de Ernesto Samper en 1994.
Dichos casetes le fueron entregados por parte del coronel de la Policía Carlos Barragán, quien trabajaba en el departamento de inteligencia de esa institución y adelantaba seguimientos a los jefes del cartel de Cali. Pero ¿quién es Carlos Barragán?
Se trata de uno de los hombres de inteligencia más importantes en la historia de la Policía Nacional. Los archivos y las declaraciones de varios periodistas que conocieron su carrera en la policía coinciden en que era intachable y no se dejaba manosear por la mafia.
Fue el gestor de las capturas de los capos del cartel de Cali Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. Lo hizo desde uno de los dos grupos de inteligencia que heredó el recién llegado director de la Policía, general Rosso José Serrano, en noviembre de 1994, casi un año después de la caída de Pablo Escobar. El grupo de Barragán era conocido entonces como los Yupis.
Se trataba de jóvenes entrenados por organismos extranjeros, que, poco a poco, se fueron ganando la confianza de agencias de inteligencia como el FBI, la CIA y la DEA y el MI-5, servicio secreto británico. Pero Barragán y sus compañeros compartían información principalmente con la CIA. Sus acciones fueron a la postre el alma de la persecución contra los capos de Cali, que empezaron a caer como un castillo de naipes.
Aun cuando Barragán y su grupo pertenecían orgánicamente a la Dijin, dirigida entonces por el entonces coronel Alonso Arango, él sólo le reportaba sus actividades al director, el general Rosso José Serrano.
Fue allí, en la Dijin, donde se presume se hicieron las grabaciones de seguimiento a los jefes de la mafia y donde resultaron involucrados políticos y periodistas de la época involucrados con miembros de los carteles.
Fuentes consultadas por Semana.com recuerdan que Barragán y algunos uniformados habrían filtrado los narcocasetes porque no estaban seguros de que esos hallazgos tuvieran algún resultado en la Fiscalía General, dirigida entonces por Gustavo de Greiff. De hecho, el ente investigador archivó muy pronto la investigación por considerar que las cintas habían sido editadas y carecían de legalidad porque las conversaciones fueron grabadas sin orden judicial.
Los casetes fueron entregados a Pastrana, quien, tiempo después, cuando Samper acababa de ganar la contienda electoral, los filtró a la prensa. Fue entonces cuando el país descubrió los nexos de los políticos y la mafia del Valle. Todo esto dio como resultado lo que se conoció como el proceso 8.000.
Barragán siguió su camino y fue el artífice de las capturas de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. Barragán, quien por años ha preferido estar en la sombra, salió el 8 de agosto de 1995 en la histórica fotografía del momento en que Miguel Rodríguez fue capturado y traído a Bogotá. Allí se le ve al lado del capo caído en desgracia, junto al general Serrano, el general Luis Enrique Montenegro y el entonces coronel Oscar Naranjo. Es uno de los pocos registros que hay de él y de su trabajo.
Siendo uno de los hombres más cercanos a Serrano y con un futuro promisorio en la Policía, Barragán pronto cayó en desgracia. Ocurrió con la llegada al poder de Álvaro Uribe, quien nombró como director de la policía al general Teodoro Campo.
En esa institución recuerdan que Campo no quería tener cerca a muchos de los que trabajaron con Serrano y por eso comenzó una depuración sin precedentes en esa institución. Fueron trasladados a sitios inhóspitos o retirados dos docenas de oficiales calificados como ‘serranistas’. En ese grupo cayó Barragán cuando estaba en la lista para ascender el generalato. La junta de altos oficiales encabezada por Campo no lo llamó al ascenso.
De él poco se sabe ahora. Hasta el final del gobierno Uribe fue director del Inpec y acompaña frecuentemente a Serrano a actividades sociales. A propósito del lanzamiento del libro del expresidente Pastrana donde cuenta que fue Barragán quien filtró los narcocasetes, se supo que también ha trabajado para la actual contralora general Sandra Morelli.
Puede ser solo una coincidencia, pero en plenos albores de la campaña política, el expresidente Andrés Pastrana reapareció con el único propósito de revolver un poco el avispero. Dice que no quiere opinar de la actual campaña, pero quiere que el país conozca la que considera “la verdad” sobre algunos de los actuales protagonistas de la política nacional.
Pastrana presentó en la noche del jueves su libro Memorias olvidadas, escrito por el periodista Gonzalo Guillén, a quien se atrevió a revelar detalles desconocidos de su secuestro a manos de Pablo Escobar, del proceso 8.000 y de las negociaciones de paz que su gobierno adelantó con las FARC en la zona de despeje del Caguán entre 1998 y el 2001.
Sus revelaciones causaron sorpresa. Sobre todo las relacionadas con el llamado proceso 8.000, referente a la infiltración de dineros del cartel de Cali a la campaña de Ernesto Samper en 1994.
Sin embargo, sus secretos no estaban dirigidos a atormentar aún más a Samper o al exministro Horacio Serpa, quien anda en campaña política para el Congreso. Pastrana dirigió sus acusaciones contra el expresidente César Gaviria, a quien calificó como el 'eslabón perdido', o la pieza que le faltaba al rompecabezas del proceso 8.000.
Pastrana, por primera vez, rompió una regla de oro del periodismo, profesión que ejerció en los años 80 en el Noticiero TV Hoy, que es guardar la fuente, y se atrevió a revelar la forma como llegaron a su poder los narco-casetes en los que se registraba la conversación entre los jefes del cartel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, y el periodista Alberto Giraldo. Allí acordaron los aportes de cerca de 5.000 millones de pesos a la campaña presidencial de Samper.
Dichos casetes le fueron entregados de manos del coronel de la Policía Carlos Barragán, quien trabajaba en el departamento de inteligencia de esa institución y adelantaba seguimientos a los jefes del cartel de Cali. Sin embargo, Pastrana asegura que él no fue el primero en conocerlos, sino que antes de que llegaran a su poder, asegura, el entonces presidente César Gaviria ya conocía el contenido de las grabaciones.
Cuando Pastrana recibió en la sede de su campaña la información del coronel Barragán, su padre, el expresidente Misael Pastrana Borrero, le sugirió que antes de difundirlos los pusiera en conocimiento del primer mandatario del país, en ese entonces el presidente César Gaviria. Se reunió en la Casa de Nariño con el mandatario, quien estaba acompañado por su ministro de Defensa, Rafael Pardo.
Pidió una grabadora para reproducir el material y Pastrana, quien se hizo acompañar de Luis Alberto Moreno, aún recuerda la cara de sorpresa de Gaviria y Pardo. Pero el expresidente conservador asegura que la expresión del presidente y de su ministro no fue motivada por el contenido de la grabación, sino por que tuviera en su poder esas grabaciones. “Creo que Gaviria conocía los narco-casetes mucho antes que llegaran a mi poder. Desde la muerte de Pablo Escobar el Gobierno enfocó sus esfuerzos en perseguir al cartel de Cali. Gaviria sí sabía de la infiltración de dineros del narcotráfico a la campaña de Samper”.
Esa misma noche, después de aquella reunión, Rafael Pardo lo invitó a su casa, y allí, según el relato de Pastrana, le propuso un pacto de silencio al cual se negó. El entonces ministro de Defensa le dijo que lo pondría en conocimiento de la Fiscalía.
Pero Pastrana asegura que el presidente Gaviria comprobó que las voces que aparecían en las grabaciones, en efecto, correspondían a las del periodista Giraldo y a la de los jefes del Cartel de Cali. Pero que en lugar de decírselo al país, le entregó las grabaciones a Ernesto Samper. “Gaviria sí sabía que esas grabaciones eran ciertas y nunca me lo dijo (…) Yo creo que era la defensa del poder del Partido Liberal”.
Pastrana también reveló detalles de su secuestro y la forma como se encontró cara a cara con su secuestrador, Pablo Escobar, en cautiverio. Pero quizás el detalle que más revuelo causó fue que Pastrana, citando a uno de los sicarios de Escobar, Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye, afirmó que el dirigente liberal Alberto Santofimio le sugirió a Escobar matarlo.
Pastrana relató que Santofimio fue hasta la finca El Bizcocho a preguntar quién había sido el héroe que había secuestrado al “h.p.” de Andrés Pastrana. Pablo Escobar le dijo que 'Popeye' y luego el dirigente liberal le sugirió que el paso a seguir era asesinarlo. “Ese va a ser presidente de Colombia y va ser un problema para los extraditables”. Según Pastrana, Pablo Escobar dijo que Pastrana le servía más vivo que muerto.
En otras revelaciones, Pastrana habló sobre el proceso de paz en el Caguán y aseguró que un grupo de colombianos en el que estaban el actual presidente, Juan Manuel Santos, Álvaro Leyva y gente de izquierda, fue el que le presentó la idea de desmilitarizar los cinco municipios de la zona de distensión y que venía trabajándolo con el PNUD.
Pastrana hizo sus revelaciones casi 20 años después de sucedidos estos episodios. Dice que su propósito no es que se abran investigaciones al respecto, sino que las nuevas generaciones conozcan la que él considera la verdad de muchos de los capítulos de su vida. “Son episodios personales de mi historia. Muchos de los protagonistas están activos en la política, inclusive son los grandes jefes del Partido Liberal hoy en día. Ellos durante casi 20 años han contado su historia y yo creo que era el momento de contar el otro lado de la historia para que la gente joven conozca las dos caras de la moneda”.
Este es el hombre que entregó los narcocasetes a Pastrana
El jueves pasado se desató una tormenta por cuenta del lanzamiento del libro Memorias olvidadas, del expresidente Andrés Pastrana, quien reveló detalles desconocidos de su secuestro a manos de Pablo Escobar, del proceso 8.000 y de las negociaciones de paz que su gobierno adelantó con las FARC en la zona de despeje del Caguán entre 1998 y el 2002.
Allí contó la forma como llegaron a su poder los conocidos narcocasetes en los que se registraba la conversación entre los jefes del cartel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, y el periodista Alberto Giraldo, en la que acordaron el ingreso de miles de millones de pesos a la campaña presidencial de Ernesto Samper en 1994.
Dichos casetes le fueron entregados por parte del coronel de la Policía Carlos Barragán, quien trabajaba en el departamento de inteligencia de esa institución y adelantaba seguimientos a los jefes del cartel de Cali. Pero ¿quién es Carlos Barragán?
Se trata de uno de los hombres de inteligencia más importantes en la historia de la Policía Nacional. Los archivos y las declaraciones de varios periodistas que conocieron su carrera en la policía coinciden en que era intachable y no se dejaba manosear por la mafia.
Fue el gestor de las capturas de los capos del cartel de Cali Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. Lo hizo desde uno de los dos grupos de inteligencia que heredó el recién llegado director de la Policía, general Rosso José Serrano, en noviembre de 1994, casi un año después de la caída de Pablo Escobar. El grupo de Barragán era conocido entonces como los Yupis.
Se trataba de jóvenes entrenados por organismos extranjeros, que, poco a poco, se fueron ganando la confianza de agencias de inteligencia como el FBI, la CIA y la DEA y el MI-5, servicio secreto británico. Pero Barragán y sus compañeros compartían información principalmente con la CIA. Sus acciones fueron a la postre el alma de la persecución contra los capos de Cali, que empezaron a caer como un castillo de naipes.
Aun cuando Barragán y su grupo pertenecían orgánicamente a la Dijin, dirigida entonces por el entonces coronel Alonso Arango, él sólo le reportaba sus actividades al director, el general Rosso José Serrano.
Fue allí, en la Dijin, donde se presume se hicieron las grabaciones de seguimiento a los jefes de la mafia y donde resultaron involucrados políticos y periodistas de la época involucrados con miembros de los carteles.
Fuentes consultadas por Semana.com recuerdan que Barragán y algunos uniformados habrían filtrado los narcocasetes porque no estaban seguros de que esos hallazgos tuvieran algún resultado en la Fiscalía General, dirigida entonces por Gustavo de Greiff. De hecho, el ente investigador archivó muy pronto la investigación por considerar que las cintas habían sido editadas y carecían de legalidad porque las conversaciones fueron grabadas sin orden judicial.
Los casetes fueron entregados a Pastrana, quien, tiempo después, cuando Samper acababa de ganar la contienda electoral, los filtró a la prensa. Fue entonces cuando el país descubrió los nexos de los políticos y la mafia del Valle. Todo esto dio como resultado lo que se conoció como el proceso 8.000.
Barragán siguió su camino y fue el artífice de las capturas de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. Barragán, quien por años ha preferido estar en la sombra, salió el 8 de agosto de 1995 en la histórica fotografía del momento en que Miguel Rodríguez fue capturado y traído a Bogotá. Allí se le ve al lado del capo caído en desgracia, junto al general Serrano, el general Luis Enrique Montenegro y el entonces coronel Oscar Naranjo. Es uno de los pocos registros que hay de él y de su trabajo.
Siendo uno de los hombres más cercanos a Serrano y con un futuro promisorio en la Policía, Barragán pronto cayó en desgracia. Ocurrió con la llegada al poder de Álvaro Uribe, quien nombró como director de la policía al general Teodoro Campo.
En esa institución recuerdan que Campo no quería tener cerca a muchos de los que trabajaron con Serrano y por eso comenzó una depuración sin precedentes en esa institución. Fueron trasladados a sitios inhóspitos o retirados dos docenas de oficiales calificados como ‘serranistas’. En ese grupo cayó Barragán cuando estaba en la lista para ascender el generalato. La junta de altos oficiales encabezada por Campo no lo llamó al ascenso.
De él poco se sabe ahora. Hasta el final del gobierno Uribe fue director del Inpec y acompaña frecuentemente a Serrano a actividades sociales. A propósito del lanzamiento del libro del expresidente Pastrana donde cuenta que fue Barragán quien filtró los narcocasetes, se supo que también ha trabajado para la actual contralora general Sandra Morelli.