Cadáver del Che Guevara fue parcialmente degollado, según libro cubano
El cadáver del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara, muerto por militares en Bolivia el 9 de octubre de 1967, fue parcialmente degollado por sus captores, que además le cortaron las manos, según un libro de dos historiadores cubanos, que pronto saldrá a la venta.
"Hay detalles que asombran a cualquier lector, como el intento de cercenarle la cabeza al Che (iniciado, pero no terminado); el de cortarle sus manos (que sí se hizo); los golpes que le dieron, vivo y muerto", dice la reseña del libro "El asesinato del Che en Bolivia. Revelaciones", publicada este viernes por el diario Juventud Rebelde.
"Varios altos oficiales se apropiaron de cuatro relojes Rolex de los guerrilleros, y de los dólares estadounidenses, canadienses y pesos bolivianos que el Che, como jefe, tenía, y acordaron no informarlo a los superiores", según Juventud Rebelde.
"Andrés Sélich, uno de los jefes militares, entró a la escuelita (de La Higuera, en Bolivia, donde estaba preso), tiró con fuerza de la barba del Che y le arrancó parte de ella", añadió.
Según el texto, el Che "reaccionó indignado, las alzó con fuerza y golpeó su rostro. El militar se abalanzó sobre él para golpearlo. El Che respondió como podía: íescupiéndole el rostro!".
Las manos de Guevara fueron recogidas y traídas a Cuba por el exministro de Interior boliviano Antonio Arguedas, quien también entregó al gobierno de Fidel Castro una copia fotostática de su diario de campaña.
El Che Guevara y su objetivo de lanzar misiles contra la ciudad de Nueva York
Desde hace más de cinco décadas las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba han pasado por muchísimos momentos de gran tensión. Sin lugar a dudas, la crisis conocida como 'Crisis de los misiles de Cuba' de 1962 fue uno de esos puntos álgidos que podrían haber acabado con el estallido de una Tercera Guerra Mundial.
Conocida también era la devoción que había sentido por la cultura y modelo de vida norteamericano el líder cubano Fidel Castro, durante sus años de adolescencia y juventud.
Todo cambió tras el estallido y triunfo de la Revolución Cubana, de la que se convirtió en unos de sus líderes y pilares fundamentales. Su mano derecha e inseparable camarada fue el no menos conocido Che Guevara, el guerrillero de origen argentino que acabaría convirtiéndose en un mito para millones de personas de todo el planeta y su imagen en un icono reconocido internacional, al margen de la ideología política que profesaba.
Pero el radicalismo del Che iba mucho más allá de la revolución del pueblo cubano (o de otras tantas en las que participó), debido a que estaba convencido de que el verdadero enemigo se encontraba al norte del continente, culpabilizando de todos los males que padecía la sociedad al régimen capitalista instaurado en Estados Unidos, por lo que no descartaba un ataque al corazón de la nación estadounidense, la ciudad de las ciudades, el lugar que se había convertido en el símbolo del país: la ciudad de Nueva York.
Gracias a las gestiones realizadas desde la administración norteamericana, encabezada por el carismático presidente John Fitzgerald Kennedy, como la soviética, con la férrea posición de Nikita Kruschev, se pudo poner freno a la angustiosa crisis de los misiles cubanos que tuvo en jaque la paz del planeta debido a los misiles descubiertos en la isla caribeña durante un vuelo espía realizado el 14 de octubre de 1962.
Tras reunirse en la Casa Blanca el presidente Kennedy con el ministro de Asuntos Exteriores soviético Andrei Gromyko, el norteamericano se comprometió a no invadir la isla si se retiraban los misiles nucleares, algo que hizo que todos quedasen contentos y en paz. En realidad no todo el mundo quedó satisfecho con el acuerdo llegado entre los EEUU y la URSS, ya que el propio Che Guevara, seguía manteniendo su acérrimo convencimiento de atacar y destruir la ciudad de Nueva York.
Así se conoció este singular hecho tras desclasificarse documentos relativos a aquella época y entre los que destaca una conversación mantenida entre Kruschev y Antonín Novotný (Presidente de Checoslovaquia).
Ambos mandatarios hablaban de lo cerca que estuvo el conflicto militar y el soviético le comentaba al checoslovaco la insistencia de Fidel Castro de ser ellos los primeros en lanzar los misiles, ante la amenaza de invasión a la isla.
Kruschev supo disuadir a Castro. Sabía que, de estallar un conflicto, Cuba sería lo primero en desaparecer del mapa. El potencial estadounidense solo podía ser repelido por la Unión Soviética, pero no por la isla caribeña, que se llevaría la peor parte.
La delegación soviética estaba convencida que una guerra termonuclear en aquel momento solo traería millones de personas muertas y un planeta medio desolado, además de dar al traste con el proyecto socialista llevado a cabo con la Revolución Bolchevique.
A quien costó convencer de no emprender acción bélica alguna fue al Che Guevara, quien había comentado al Embajador yugoslavo en la capital cubana su propósito de controlar las armas nucleares, instalándolas sobre cada centímetro de la isla y sin dudar en ningún momento en lanzarlas (en caso de necesidad) contra el corazón del adversario (Nueva York).
Un militar boliviano revela una de las últimas conversaciones del "Che" Guevara
Pocas horas antes de ser ejecutado, Ernesto "Che" Guevara confesó sentirse traicionado por Fidel Castro, dijo el militar boliviano Jaime Niño de Guzmán, quien habló largamente con el guerrillero argentino-cubano antes de que muriera.
"Yo fui probablemente una de las últimas personas que conversó largamente con el Che", afirmó el ahora general retirado de la Fuerza Aérea Boliviana.
El oficial conoció a Guevara el 9 de octubre de 1967 cuando acababa de ser capturado por los militares que horas después le darían muerte, y luego trasladó en helicóptero el cadáver del guerrillero hasta el aeródromo de Vallegrande, donde fue sepultado en una fosa común. Los restos fueron hallados el año pasado y trasladados a Cuba.
Cuando se conocieron, Guevara se encontraba en una pequeña sala de escuela, rodeado por varios oficiales del Ejército y el agente de la CIA Félix Ramos, dijo el militar.
El ex piloto dijo que ofreció tabaco al "Che"y que el diálogo entre ellos comenzó luego de que le encendiera su pipa. Guevara, en un aparente gesto de reciprocidad, sacó de su bota una libreta con una proclama revolucionaria dirigida a los pueblos latinoamericanos y se la entregó.
"Hacemos oír nuestra voz por vez primera. Queremos hacer llegar a todos los ámbitos de este continente el eco de nuestro grito de rebelión", dice la inédita proclama atribuida a Guevara, que consta en poder de Guzmán.
"Nos levantamos hoy, agotadas todas las posibilidades de lucha pacífica para mostrar con nuestro ejemplo el camino a seguir", agrega el texto. "Nos declaramos luchadores antiimperialistas.Victoria o muerte".
En una entrevista con la agencia noticiosa Associated Press, Guzmán mostró la libreta con la proclama mientras recordaba cómo Guevara se había quejado también de haber perdido la ayuda de Cuba y del Partido Comunista Boliviano en la etapa inicial de su campaña guerrillera en Bolivia.
Guevara, según el ex oficial, también dijo que él era partidario de iniciar la guerrilla en Perú, no en Bolivia, pues las condiciones eran más propicias.
Relató que mientras aguardaban en la sala de la escuela, el agente Ramos, que era de origen cubano, preguntó al "Che" si sabía quién era. Guevara lo escupió, diciendo "yo no hablo con traidores".
"Fidel me traicionó", afirmó Guevara, repetidamente y sin dar más detalles, según dijo Guzmán.
Añadió que se sintió impresionado por el pobre estado físico del herido jefe guerrillero, que insistía en que no vería la luz del día siguiente.
"Casi todas sus actitudes y palabras equivalían a un deseo de muerte", agregó el ex militar y futuro embajador de Bolivia en Austria.
Guevara dijo también a sus captores que él valía más muerto que vivo, tanto para los militares bolivianos como para Castro.
Guzmán mostró fotos del cadáver del "Che", antes de que fuera limpiado para tomarle las fotos que se conocieron en todo el mundo, y él mismo aparece en algunas de ellas, como evidencia de su presencia en el lugar.
Guevara fue capturado el 9 de octubre de 1967 por una patrulla militar en la Quebrada Vado del Yeso, 700 kilómetros al sudeste de La Paz, y ejecutado al día siguiente.
El cadáver del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara, muerto por militares en Bolivia el 9 de octubre de 1967, fue parcialmente degollado por sus captores, que además le cortaron las manos, según un libro de dos historiadores cubanos, que pronto saldrá a la venta.
"Hay detalles que asombran a cualquier lector, como el intento de cercenarle la cabeza al Che (iniciado, pero no terminado); el de cortarle sus manos (que sí se hizo); los golpes que le dieron, vivo y muerto", dice la reseña del libro "El asesinato del Che en Bolivia. Revelaciones", publicada este viernes por el diario Juventud Rebelde.
"Varios altos oficiales se apropiaron de cuatro relojes Rolex de los guerrilleros, y de los dólares estadounidenses, canadienses y pesos bolivianos que el Che, como jefe, tenía, y acordaron no informarlo a los superiores", según Juventud Rebelde.
"Andrés Sélich, uno de los jefes militares, entró a la escuelita (de La Higuera, en Bolivia, donde estaba preso), tiró con fuerza de la barba del Che y le arrancó parte de ella", añadió.
Según el texto, el Che "reaccionó indignado, las alzó con fuerza y golpeó su rostro. El militar se abalanzó sobre él para golpearlo. El Che respondió como podía: íescupiéndole el rostro!".
Las manos de Guevara fueron recogidas y traídas a Cuba por el exministro de Interior boliviano Antonio Arguedas, quien también entregó al gobierno de Fidel Castro una copia fotostática de su diario de campaña.
El Che Guevara y su objetivo de lanzar misiles contra la ciudad de Nueva York
Desde hace más de cinco décadas las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba han pasado por muchísimos momentos de gran tensión. Sin lugar a dudas, la crisis conocida como 'Crisis de los misiles de Cuba' de 1962 fue uno de esos puntos álgidos que podrían haber acabado con el estallido de una Tercera Guerra Mundial.
Conocida también era la devoción que había sentido por la cultura y modelo de vida norteamericano el líder cubano Fidel Castro, durante sus años de adolescencia y juventud.
Todo cambió tras el estallido y triunfo de la Revolución Cubana, de la que se convirtió en unos de sus líderes y pilares fundamentales. Su mano derecha e inseparable camarada fue el no menos conocido Che Guevara, el guerrillero de origen argentino que acabaría convirtiéndose en un mito para millones de personas de todo el planeta y su imagen en un icono reconocido internacional, al margen de la ideología política que profesaba.
Pero el radicalismo del Che iba mucho más allá de la revolución del pueblo cubano (o de otras tantas en las que participó), debido a que estaba convencido de que el verdadero enemigo se encontraba al norte del continente, culpabilizando de todos los males que padecía la sociedad al régimen capitalista instaurado en Estados Unidos, por lo que no descartaba un ataque al corazón de la nación estadounidense, la ciudad de las ciudades, el lugar que se había convertido en el símbolo del país: la ciudad de Nueva York.
Gracias a las gestiones realizadas desde la administración norteamericana, encabezada por el carismático presidente John Fitzgerald Kennedy, como la soviética, con la férrea posición de Nikita Kruschev, se pudo poner freno a la angustiosa crisis de los misiles cubanos que tuvo en jaque la paz del planeta debido a los misiles descubiertos en la isla caribeña durante un vuelo espía realizado el 14 de octubre de 1962.
Tras reunirse en la Casa Blanca el presidente Kennedy con el ministro de Asuntos Exteriores soviético Andrei Gromyko, el norteamericano se comprometió a no invadir la isla si se retiraban los misiles nucleares, algo que hizo que todos quedasen contentos y en paz. En realidad no todo el mundo quedó satisfecho con el acuerdo llegado entre los EEUU y la URSS, ya que el propio Che Guevara, seguía manteniendo su acérrimo convencimiento de atacar y destruir la ciudad de Nueva York.
Así se conoció este singular hecho tras desclasificarse documentos relativos a aquella época y entre los que destaca una conversación mantenida entre Kruschev y Antonín Novotný (Presidente de Checoslovaquia).
Ambos mandatarios hablaban de lo cerca que estuvo el conflicto militar y el soviético le comentaba al checoslovaco la insistencia de Fidel Castro de ser ellos los primeros en lanzar los misiles, ante la amenaza de invasión a la isla.
Kruschev supo disuadir a Castro. Sabía que, de estallar un conflicto, Cuba sería lo primero en desaparecer del mapa. El potencial estadounidense solo podía ser repelido por la Unión Soviética, pero no por la isla caribeña, que se llevaría la peor parte.
La delegación soviética estaba convencida que una guerra termonuclear en aquel momento solo traería millones de personas muertas y un planeta medio desolado, además de dar al traste con el proyecto socialista llevado a cabo con la Revolución Bolchevique.
A quien costó convencer de no emprender acción bélica alguna fue al Che Guevara, quien había comentado al Embajador yugoslavo en la capital cubana su propósito de controlar las armas nucleares, instalándolas sobre cada centímetro de la isla y sin dudar en ningún momento en lanzarlas (en caso de necesidad) contra el corazón del adversario (Nueva York).
Un militar boliviano revela una de las últimas conversaciones del "Che" Guevara
Pocas horas antes de ser ejecutado, Ernesto "Che" Guevara confesó sentirse traicionado por Fidel Castro, dijo el militar boliviano Jaime Niño de Guzmán, quien habló largamente con el guerrillero argentino-cubano antes de que muriera.
"Yo fui probablemente una de las últimas personas que conversó largamente con el Che", afirmó el ahora general retirado de la Fuerza Aérea Boliviana.
El oficial conoció a Guevara el 9 de octubre de 1967 cuando acababa de ser capturado por los militares que horas después le darían muerte, y luego trasladó en helicóptero el cadáver del guerrillero hasta el aeródromo de Vallegrande, donde fue sepultado en una fosa común. Los restos fueron hallados el año pasado y trasladados a Cuba.
Cuando se conocieron, Guevara se encontraba en una pequeña sala de escuela, rodeado por varios oficiales del Ejército y el agente de la CIA Félix Ramos, dijo el militar.
El ex piloto dijo que ofreció tabaco al "Che"y que el diálogo entre ellos comenzó luego de que le encendiera su pipa. Guevara, en un aparente gesto de reciprocidad, sacó de su bota una libreta con una proclama revolucionaria dirigida a los pueblos latinoamericanos y se la entregó.
"Hacemos oír nuestra voz por vez primera. Queremos hacer llegar a todos los ámbitos de este continente el eco de nuestro grito de rebelión", dice la inédita proclama atribuida a Guevara, que consta en poder de Guzmán.
"Nos levantamos hoy, agotadas todas las posibilidades de lucha pacífica para mostrar con nuestro ejemplo el camino a seguir", agrega el texto. "Nos declaramos luchadores antiimperialistas.Victoria o muerte".
En una entrevista con la agencia noticiosa Associated Press, Guzmán mostró la libreta con la proclama mientras recordaba cómo Guevara se había quejado también de haber perdido la ayuda de Cuba y del Partido Comunista Boliviano en la etapa inicial de su campaña guerrillera en Bolivia.
Guevara, según el ex oficial, también dijo que él era partidario de iniciar la guerrilla en Perú, no en Bolivia, pues las condiciones eran más propicias.
Relató que mientras aguardaban en la sala de la escuela, el agente Ramos, que era de origen cubano, preguntó al "Che" si sabía quién era. Guevara lo escupió, diciendo "yo no hablo con traidores".
"Fidel me traicionó", afirmó Guevara, repetidamente y sin dar más detalles, según dijo Guzmán.
Añadió que se sintió impresionado por el pobre estado físico del herido jefe guerrillero, que insistía en que no vería la luz del día siguiente.
"Casi todas sus actitudes y palabras equivalían a un deseo de muerte", agregó el ex militar y futuro embajador de Bolivia en Austria.
Guevara dijo también a sus captores que él valía más muerto que vivo, tanto para los militares bolivianos como para Castro.
Guzmán mostró fotos del cadáver del "Che", antes de que fuera limpiado para tomarle las fotos que se conocieron en todo el mundo, y él mismo aparece en algunas de ellas, como evidencia de su presencia en el lugar.
Guevara fue capturado el 9 de octubre de 1967 por una patrulla militar en la Quebrada Vado del Yeso, 700 kilómetros al sudeste de La Paz, y ejecutado al día siguiente.