La hija de la expresidenta Cristina Fernández guardaba en cajas de seguridad más de 4 millones 600 mil dólares, dinero cuya procedencia investiga la justicia argentina.
Una de las dos cajas de seguridad pertenecientes a Florencia Kirchner, la hija de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, contenía unos 4,6 millones de dólares, informó la agencia Télam citando fuentes judiciales no nombradas.
La apertura de las cajas fue ordenada el jueves por el juez federal Julián Ercolini.
Fuentes judiciales señalaron que una de las cajas estaba vacía y que la otra contenía la suma mencionada.
A finales del mes pasado, el juez Ercolini levantó el secreto fiscal sobre Cristina Fernández y sus hijos, Máximo y Florencia, que abarca de 2008 a 2015 en el marco de la causa que investiga a la empresa familiar Hotesur.
Las autoridades tratan de averiguar qué vínculos hay entre Lázaro Báez, quien fuera el principal contratista del gobierno kirchnerista y quien está preso, y la familia presidencial poseedora de un hotel que recibía varios pedidos constantes de alquiler.
Tanto Báez como voceros de la expresidenta Fernández de Kirchner dijeron que se trató de un acuerdo privado y que nada tenían que ver con la autoridad pública. Fernández de Kirchner calificó a estas y otras acusaciones en su contra como "motivadas políticamente".
Una de las dos cajas de seguridad pertenecientes a Florencia Kirchner, la hija de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, contenía unos 4,6 millones de dólares, informó la agencia Télam citando fuentes judiciales no nombradas.
La apertura de las cajas fue ordenada el jueves por el juez federal Julián Ercolini.
Fuentes judiciales señalaron que una de las cajas estaba vacía y que la otra contenía la suma mencionada.
A finales del mes pasado, el juez Ercolini levantó el secreto fiscal sobre Cristina Fernández y sus hijos, Máximo y Florencia, que abarca de 2008 a 2015 en el marco de la causa que investiga a la empresa familiar Hotesur.
Las autoridades tratan de averiguar qué vínculos hay entre Lázaro Báez, quien fuera el principal contratista del gobierno kirchnerista y quien está preso, y la familia presidencial poseedora de un hotel que recibía varios pedidos constantes de alquiler.
Tanto Báez como voceros de la expresidenta Fernández de Kirchner dijeron que se trató de un acuerdo privado y que nada tenían que ver con la autoridad pública. Fernández de Kirchner calificó a estas y otras acusaciones en su contra como "motivadas políticamente".