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Mayoría de españoles no aprueba a Letizia

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La reina consorte de España, despreciada por muchos españoles, porqué?

Desde que Letizia Ortíz contrajo matrimonio con el entonces Príncipe de Asturias, la inconformidad general no ha callado sus voces, no es debido a su origen plebeyo, no es por ser una chica más como cualquier española, es porque su manera de ser con los españoles ha dejado profundos surcos que hoy distancian a la Casa Real del resto de los ciudadanos.

Para la jura del rey Felipe VI, Letizia lució un polémico vestido en el que la pedrería que lo adornaba hacía alusión a la bandera republicana, mismo traje que el viernes pasado lució en un homenaje a la bandera española efectuado por la Guardia Civil en Vitoria, muchos de los militares y presentes se sintieron ofendidos de que la reina una vez más escogiera ese traje justo rindiendo honores a tan alto símbolo patrio.


Sin olvidar que también ordenó eliminar los honores a la bandera española que a diario se efectuaban por cuenta de la Guardia Real en La Zarzuela. Pareciera que la recién estrenada reina consorte, aún desconoce las obligaciones derivadas de su condición, puesto que se ha empeñado escasamente, a modificar con frenesí su apariencia, asunto que ha llevado a la polémica en las diferentes redes sociales y en algunos foros creados desde el 2004, cuando se hizo Princesa de Asturias, tales como Foro LocoVogue.es o uno de los más grandes como lo es cotilleando, en estos foros se podría medir minuto a minuto el total descontento del pueblo hacia Letizia.


Letizia llegó a la Casa Real imponiendo sus leyes y manera de vivir, nunca desempeñando su papel de CONSORTE, más bien, dictando el actuar al mismo Rey Felipe VI, quien se ha dejado influenciar por esta al máximo extremo.

Lo que Letizia ha abolido desde 2004


Es por esta razón que traigo el integro artículo del periodista Jaime Peñafiel, uno de los pocos críticos abiertos de la reina, realizado en 2014, que describe perfectamente las razones, las mismas, aún después de un año...


Los errores de la Princesa Letizia...
* Entró en la Familia Real arrollándolo todo y sin mano izquierda
* Su primer error fue interrumpir al Príncipe el día de su presentación
* La boda de los príncipes debería de haberse aplazado tras el 11M
* Letizia ha demostrado su obsesión por su aspecto físico



Si me equivoco, soy, podría decir Letizia con San Agustín. Nunca es más ella que cuando se equivoca. Es en esos momentos cuando su personalidad aflora en todo su esplendor. El primer error de su nueva vida se produjo el día de la presentación en el palacio de El Pardo, cuando interrumpió el parlamento del príncipe para decirle «déjame terminar ...». Aunque llevaba toda la razón, no fue el momento ni las circunstancias para demostrar quién era. Tiempo habría, como lo ha habido en esta década no precisamente prodigiosa.

Sería justo dejar claro que los errores que se han producido en estos diez años no ponen en duda ni cuestionan el amor que preside el matrimonio de los príncipes. Posiblemente, porque independiente de que el error es común en todos los hombres, los yerros por amor son dignos de perdón, que decía Cervantes, y algunos pueden considerarse aciertos, por aquello de que el error es maestro del no error.

Hay errores que expresan una voluntad oculta como el anuncio de la boda. En este caso, se quiso evitar la polémica mediática. A la hora de anunciar el compromiso, se tuvo muy presente lo de Eva Sannum.Escribimos tanto y tan negativamente sobre aquel noviazgo y contra la joven, permítanme que entone el mea culpa. Por ello, se ofreció el anuncio como hecho consumado sin posibilidad de comentario alguno.




Un gran error, no achacable ni a Felipe ni a Letizia, sino a la Casa, fue la fecha elegida. Cierto es que cuando se anunció el compromiso no se había producido el atentado de Atocha. Pero, ese día, 22 de mayo, el país no estaba para fiestas. Debería haberse aplazado. Otro error se puso de manifiesto cuatro días después del 11-M cuando se hacía público que el número de fallecidos había alcanzado la dramática cifra de 191. Ese día, Letizia tomaba el puente aéreo Madrid-Barcelona, para someterse a una prueba de su vestido de novia, cuando aun faltaban 67 días para la boda.

Incidente en el aeropuerto de Miami
Ya que recordamos el 11-M, error fue no depositar el ramo de la novia en el monumento en recuerdo a los muertos de Atocha, en vez de hacerlo en la basílica, como es tradición. Error, en este caso gran error, el incidente en el aeropuerto de Miami al regreso de una luna de miel anticipada en Las Bahamas, cuando la policía americana se dispuso a registrar el equipaje de la pareja. Al parecer, lo contaba la reportera Luisa Yánez, del Miami Herald, Letizia, que aún no se había casado, perdió los nervios al ver que una policía femenina pretendía registrar su bolso de mano. Mucho más, cuando observó que otros policías registraban las maletas. La periodista relata que allí se desató lo que ella calificaba como ira real. Letizia, a gritos, reprochó a Felipe que lo permitiera.

¡Ay!, ese carácter que tantos disgustos le ha dado, le da y le dará si no se controla. A veces, lo intenta. Es entonces cuando se produce esa terrible dualidad que posee: una sonrisa expansiva y espontánea, por un lado, como gélida en la expresión, cuando se produce la repentina desaparición de esta sonrisa, por otro. Parece como si estuviera convencida de que no debe dejar entrever su personalidad sino aquello que es compatible con su papel de princesa. Como tal, tiene la obligación, que no siempre cumple, de atenerse al protocolo de la Casa, que es una barrera muy eficaz contra toda clase de agresiones engendrada por el desenfado, la familiaridad con quien no debe y la mala educación. A buen entendedor ...

Sin mano izquierda
Otros de los errores de Letizia se refieren a su relación con las cuñadas. Su entrada en la Familia fue como la de un elefante en una cacharrería. Arrollándolo todo. Empezando por las infantas, que también son de padre y señor mío. Le faltó mano izquierda para ganárselas poco a poco, sin tener en cuenta que la prisa engendra el error en todo y del error sale, muy a menudo, el desastre que diría Heródoto.



Obsesión por la estética
La belleza de Letizia era, cuando se anunció su boda, una belleza natural que no saciaba aunque un poco convulsiva, un poco agresiva y nada dulce. Por ello, sorprendió que el mismo día que se produjo el accidente de Spanair, con más de 150 muertos, se vio obligada a comparecer junto a la Familia Real, intentando cubrirse el rostro como pudo porque había cometido el error, el gran error, de comenzar sus retoques, culpando de ello a su rinoplastia, y demostrando laobsesión por su aspecto físico. Aquel rostro de la presentadora de los informativos de la 1 ha perdido frescura por culpa de ¿cirugía estética?, ¿liposucciones? , ¿liftings?, ¿rejuvenecimiento celular?, ¿infiltraciones?...

Obsesión con su privacidad
La manía persecutoria se ha convertido en trastornos grave, como sus obsesiones, que le han llevado a comportamientos impropios de quien es, como sucedió, el día de la cabalgata de reyes, cuando, al advertir que una periodista estaba fotografiando a sus hijas desde la acera de enfrente cruzó la calle intentando arrebatarle la cámara.

También en el club Puerta de Hierro exigiendo a sus escoltas que pidieran a una señora que borrara las fotografías que acababa de hacerles a sus hijas. Error, depositar las células madre de Leonor en la empresa norteamericana CBR, en contra de la normativa actualmente vigente de hacerlo, de desinteresada, en España.


Controladora
Desde el primer momento de su presencia en la Familia Real, Letizia se propuso controlar todo lo referente a su nueva vida. Por encima del propio Príncipe y del protocolo de la Casa, sabiendo lo que convenía o no a su imagen. Como periodista que había sido, sabía que las fotografías del almuerzo privado, ofrecido por los reyes en La Zarzuela, tras la ceremonia de presentación en el palacio de El Pardo, tenían un gran valor para ella. 

Demostraban la buena relación entre los Borbones y los Ortiz Rocasolano. Estas imágenes privadas, realizadas por el fotógrafo de la Casa, aparecerían en Hola ante la indignación de Zarzuela, que había negado la presencia de la prensa. De la filtración se culpó al primo David Rocasolano. Pero había sido Letizia quien cometió el error de facilitarlas a la revista.

Otro error de Letizia fue reconocer a un grupo de periodistas que «Palma no es un lugar ideal para las vacaciones», lo que indignó a los mallorquines. Como indignados estuvieron los altos jefes de la Armada cuando, el 16 de julio de 2013, Letizia apareció en el acto de jura de bandera de los nuevos cadetes presidido por el príncipe Felipe con uniforme de gala de capitán de fragata, vistiendo de «trapillo»: un vulgar pantalón pitillo de color vino y una liviana camisa.Oficiales de la Armada y algunas esposas presentes en la ceremonia me hicieron llegar su indignación. ¿Es que en La Zarzuela no hay persona capaz de aconsejarle como debe vestir?Las hay pero no se deja. Recientemente, en una conversación informal con un alto jefe de las Fuerzas Armadas, le comentó que cuando ella se convierta en reina, van a cambiar muchas cosas. Miedo me da.



Es la consorte del Principado
No los errores, sino el olvido de que ella no es la titular del Principado de Asturias sino la consorte, como doña Sofía. Un ejemplo de soberana que a ella no le va.

Todos sabemos que la biografía de Letizia es como la de Jesucristo: a partir de los 30 años. Mejor dicho, desde que apareció en la vida del príncipe Felipe. Por ello, los errores cometidos anteriormente, que haberlos los ha habido, no son, ni siquiera, incumbencia de su marido y mucho menos de la opinión pública.

Como escribía al comienzo de este relato, el primer gran error fue la boda. Pero también fue un gran acierto. Gracias a Letizia , el príncipe Felipe es hoy un hombre totalmente diferente: amable, cercano, dialogante, sufridor esposo y paciente heredero. Por ello, fue un error, en este caso por parte del príncipe, cuando reconoció a un grupo de periodistas en la propia Zarzuela y de forma imprevista que "yo ya estoy preparado para reinar". Un gran error porque es consciente de que su padre, el rey, no abdicará jamás. Que lo será hasta la muerte. ¡Larga vida a Su Majestad!





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