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Letizia, el punto bajo de la monarquía

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¿Puede ser Letizia un lastre en la monarquía del rey Felipe VI?

Encuestas sobre la Casa Real reafirman la impopularidad de Letizia. Si no se produce un cambio puede ser un lastre en una monarquia que comienza con sólidos frentes abiertos.


Algunos de los que confian en la valía del futuro Felipe VI tienen serias dudas sobre la idoneidad de la inminente reina consorte. No por sus circunstancias personales y sociales que tanto molestaron a ciertos sectores, sino por la trayectoria que ha desarrollado en sus años de Princesa de Asturias que ha distado mucho de seguir “el ejemplo impagable de la reina” que anunció en su presentación como Princesa de Asturias. Nada que ver.

Esto podría constituir uno de los lastres principales con los que comenzaría el reinado del nuevo Borbón. En las encuestas que realiza cada quince días la Casa Real, Letizia aparece desde hace años imbatida como la persona peor valorada... y eso que es la menos salpicada en el escándalo Urdangarín, que fue el mayor varapalo de imagen para la institución. Incluso con el rey bajo mínimos en pleno affaire Botswanacorinés, el monarca superaba en puntos a la consorte.


Valoración del Príncipe vs. rechazo a Letizia

Es un hecho pues incontestable la alta valoración del Príncipe y el abierto rechazo a Letizia. Sus desafectos se cuentan en las filas de los poderosos: nobleza de sangre y dinero, gran burguesía, ambientes políticos y empresariales. pero lo más alarmante es que la desafección ha llegado al pueblo llano y la clase media a los que en un principio tanto convenció y hasta fascinó.




La subida al trono de Letizia Ortiz aparece en una tesitura de deterioro de su convivencia marital y cierta desgana en el desempeño de sus tareas y las obligaciones ligadas a su privilegiado cargo. El manifestar querer ser princesa de lunes a viernes, viajes de placer en solitario, visitas a amigos en el extranjero, noches de copas de soltera y comportamientos impropios con la prensa o con ciudadanos que portaban móviles en su cercanía testimonian una conducta que una princesa consorte no podría permitirse, pero que a una reina descalificaría de forma contundente… Apezarena en su libro “Felipe y Letizia, la conquista del trono” afirma que su comportamiento fue tan improcedente que en Zarzuela llegaron a llamarle al orden. Según el mismo autor llegaron a tomarse medidas pero no funcionaron.

El conocido periodista Raúl del Pozo relata un episodio más reciente en que Letizia llegó a burlarse del príncipe en público con prepotencia demostrando su falta de respeto a la institucion y exhibiendo con descaro que le importa poco su imagen pública y la del príncipe. Incluso en el mismo artículo comentó que estos comportamientos suponian un riesgo para la estabilidad del país y para la Monarquía parlamentaria.



Preguntas básicas

¿Irresponsabilidad? ¿Ganas de notoriedad?... ¿Desafío a las instituciones?... ¿Necedad?..., incluso se ha hablado de un “guiño al republicanismo” que francamente ya sería el colmo en esta difícil tesitura. La idea de un divorcio que parecía inminente hace unos meses y que podría haberle beneficiado al Príncipe es una idea que parece abandonada con la coronación tan próxima.

Desde el inicio, la derecha conservadora alertó de lo inapropiado de la candidata, algo que fue contrarrestado por unos medios de comunicación entregados, que ponderaron su persona, rozando algunos el cortesanismo más servil.

Se exhibió a Letizia como un impagable tesoro, portadora de tres joyas valisosisimas para la modernización de la caduca institución: origen humilde, que le haría conectar y contemporaneizar con el pueblo como ninguna otra reina española habría logrado, una brillante preparación intelectual y profesional que le haría destacar sobre princesas europeas con cinco idiomas, expertas en protocolo y educadas para el cargo desde la cuna, y miembro de una dinastía de periodistas que aseguraba su capacidad de transmisión y comunicación con la ciudadanía. Para mayor adorno del futuro cargo de la consorte se potenciaron sus profundas raíces asturianas tan ad hoc al título que llevaría.



Las cosas en su sitio

Pero el tiempo pone las cosas en su sitio y la hagiografía se fue desvirtuando. La dinastía no era tal, de la altísima preparación intelectual jamás se supo, los brillantes discursos de su mente no salieron de su boca, no sabía más idioma que un inglés muy básico y sus meteduras de pata comenzaron a comentarse. Hasta la asturianía se mostró impostada al conocerse que su familia materna en su totalidad alicantina, su asturianísma abuela paterna Menchu resultó ser de Vallladolid y ni ella ni su familia cercana poseían ni vivienda en la comunidad…hasta la bucólica abuela que tan bien quedaba en la casita de la montaña pronto se mudó a la rutilante Marbella.

Pero dejando a un lado pecatas minutas lo realmente grave es que su valor más obvio y preciado, su previsible cercanía al pueblo, jamás se manifestó. Siempre apareció distante y nunca se esforzó en mostrar signos de empatía con el pueblo del que procedia. Salvo usuales visitas protocolarias y asistencia a congresos, no se la vio frecuentando comedores sociales, ni ayudando a desheredados, y menos ensangrentándose con heridos como hacía la frívola Lady Di… Contra todo pronóstico en una profesional que tanto había valorado su intelecto, y más propio de modelos y vedettes, comenzó a hacer una exhibición ostentosa de frivolidad e insustancialidad con una obsesión estética que le hizo retocar todas las partes de su rostro hasta hacerlo irreconocible, algo injustificable por razones de imagen y a todas luces lujo supérfluo e innecesario ya que era de por sí una mujer muy atractiva.

Irresponsabilidad y hasta insensibilidad hacia la nación que representaba. Mal mensaje mandaba a la ciudadanía en plena recesión con millones de parados, y centenas de miles de familias pasando necesidad. Se apuntó que podría ser reflejo de un posible desquilibrio psicológico acentuado con esa extrema delgadez de la que hace gala y que suscitó rios de tinta sobre una posible anorexia nerviosa. Se abrió ente ella y el vulgo una brecha insalvable,. Sin embargo, Felipe de Borbón iba ganando enteros.


El ejemplo de la reina Sofía



Letizia en su condición de heredera consorte ha jugado a traspasar peligrosamente los límites y sus asesores esta vez no estéticos ni estilisiticos, sino conductuales tienen que trabajar en un cambio drástico en diferentes órdenes de su vida para estar a la altura y seguir esta vez en serio “el ejemplo impagable de la reina”:

1) Asumir que está al servicio de los españoles como representación de la nación a cualquier hora y en cualquier momento .que se la necesite. No se puede permitir escapadas sin que se conozca su paradero y menos coincidiendo con eventos que exijan su presencia.

2) No puede imponer su opinión en contra del protocolo Aunque parece que le cuesta entenderlo, exhibir su personalidad y belleza a través de la indumentaria poco reglamentaria y ceñirse cual una segunda piel no son los objetivos de los actos públicos a los que acude en calidad de miembro real consorte, sino la presencia y apoyo de la institución. El respeto al protocolo y el decoro institucional sobre todo en actos militares y religiosos está por encima de su protagonismo e independencia. El que esté tan satisfecha de su esbeltez como evidencia su recurrencia a mostrar de forma innecesaria sus brazos y piernas de extrema delgadez es algo que no debería hacer cuando esté representando a una nación.

3) Controlar a la familia Ortiz Rocasolano. Sabe el daño que los adlatere han hecho a la institución, y ahí debe ser firme en el ejemplo de honestidad y actitud intachable. Durante estos años su comportamiento ha sido muy criticable. El aceptar premios de dudoso merecimiento como el de su abuela en Periodismo, o el de su madre como labor humanitaria... Percibir sueldos y cargos que jamás se hubieran pagado de no ser por el parentesco. Actitudes como la de su madre sorprendida copiando en el examen. Su hermana, denunciando acoso mediático tildando a los medios de comunicación de “mafia y pordioseros" pero beneficiándose de sueldos millonarios por su condición de hermanísima, la oscura implicación en alzamiento de bienes de padre, tía y abuela, Sin olvidar el poco difundido pero demoledor libro de su primo David Rocasolano muy cercano a ella ya que era su abogado personal. La última perla es la de la Tia Henar manifestándose a favor de la república…

4) Accesibilidad en la exposición a los medios. La sobreprotección que ejerce sobre sus hijas está fuera de lugar y tiene que cesar, máxime cuando la mayor será Princesa de Asturias. No permite que las infantas Leonor y Sofía sean retratadas con normalidad. Reclama la privacidad de una familia que es la más pública de España y como tal debe ser accesible. Es un precio que tiene que pagar. A cambio sus hijas disfrutan de un status privilegiado, social, sanitario, educacional, acomodaticio que pocos pueden permitirse. Que la infanta Leonor sea la única heredera europea que acuda a colegio privado es algo que también debería corregirse.

5) Actitud. Los Borbones se han caracterizado por su cercanía, accesibilidad e incluso campechanía lo que ha constituído sin duda una de las claves del afecto de los ciudadanos a la institución. Nada de eso muestra Letizia sino altivez, indiferencia tensión... Altivez que afectaría incluso al servicio de la Casa Real según asegura Alfonso Ceballos-Escalera, asesor de la Casa del Rey entre 1990 y 1999. Sus críticos consideran que en esto las carencias son muy graves y debe emplearse a fondo “si no le sale que haga un curso de arte dramático” . Asímismo su frenética carrera de transformación estética debe cesar.

6) Mejorar su relación con las casas reales. Uno de los activos de la Familia Real española es la fluida relación con las familias reales tanto de Europa como el resto de los continentes, algo que se ha resentido desde la llegada de Letizia y Felipe que mantienen una relación muy distante con los demás príncipes y reyes de Europa que se ha justiificado por la escasa preparación idiomática de Letizia y su poca consonancia con sus mienbros que se conocen desde la infancia. Letizia debe prepararse en idiomas y formarse con más tesón en protocolo.


¿El enemigo en casa?



La ya inminente Reina Letizia tiene por delante un largo y difícil recorrido, lastrado no por su incapacidad de ejercer bien su cargo profesionalmente, que salvo excepciones lo suele hacer con diligencia y corrección, sino por su propia personalidad. En su mano está el solucionarlo. La princesa solo debe tomar conciencia del daño que puede hacer a la institución que representa y hacer sus deberes. Si no quiere o no puede recuperar las asignaturas que ha suspendido como consorte del heredero en su mano está dejar la carrera de reina.

El futuro Feipe VI aún más valorado que nunca comienza su reinado con sólidos frentes abiertos. Esperemos que la monarquía no tenga el enemigo en casa.


Por María Fidalgo Casares




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